Ganas.

Hay ganas:
de morderte,
de verte,
de pasar días a tu lado,
de luchar por tenerte;
imagina.

Te lo juro, existen ganas de todo, contigo, si es posible.
Que irónico, tenerte pero a la vez no.
Es como cuando el suicida quiere morirse pero no tiene huevos suficientes, pues lo mismo.
Han hablado de necesidad, de anhelo, de querer,
pero ni siquiera te han visto, eh, patéticos.

Tú, que entre versos, líneas y poemas alocados del loco suicida has sabido cogerlo del quinto piso,
a punto de caer, del último adiós.
He sido malo, la he deseado,
pero hoy en día las ganas me pueden,
y no será por falta, no, es por la distancia.

He querido compartir mis textos,
he querido salir a la luz,
pero no tengo demasiado valor, no.

Y decidle al chico de la casa abandonada que vuelva,
que se dejó el corazón,
pero ya no es suyo,
ahora es de otra persona,
llámalo amor, odio, o ganas.

Pero ahora todo cambia, todo desaparece,
vuelve y dime que me necesitas,
ven a decirme que te da igual lo que sea,
vuelve y dime que me quieres.
Aunque de ojalá se vive principalmente, sí,
será eso, por eso estoy así.