Dioses.

Te lo juro;
aquí, allí, donde quieras,
pero lo hice,
intenté quererme, cariño,
lo juro, pero es demasiado imposible.

Son muchos escombros,
de tanto caer en el olvido,
de proporcionar vacío,
hoy te miro a los ojos y te enmarco la flecha en el corazón,
como Cupido en el altar.

Y prometo, con la mano en el izquierdo
que intenté olvidar como recuerdo,
quemar cada foto de lo que fui,
porque llevo una flecha del amor incrustada en el centro,
y sangra, sangra mucho, y me impide curarme de una vez.

Ha cambiado el viento, amor mío,
quizá sea hora de olvidar recordando,
u recordar olvidando,
lo que te apetezca;
pero ya ningún camino se cruzara por los nuestros,
somos comos dos trozos de hielo.

No seas tan malo Cupido,
que el cielo te quiere ver muerto,
por romper tantos corazones,
por dejar a tanta gente en busca de resurrección,
porque hay un faro que ilumina el camino al Olimpo,
pero amor mío, si dejo de escribir vuelvo al Inframundo,
y oh, dios mío, no vaya a ser capaz de que Hades venda mi alma a Dios,
aquel que juró protegerme ante todo,
aquel que me abandonó tiempo atrás;
el futuro Dios se alzará, lo juro,
y no será desde arriba, vendrá cumpliendo condena,
por ser un sin alma, por estar vacío, medio roto;
será capaz de arreglar el corazón a quien robe el suyo,
es capaz de darlo todo por un poco más,
hay cosas que ahora no son para contar,
por eso dejamos que el tiempo pase...