Días.



A ti, joder
que tienes mi norte
y todas las direcciones.
Que si tú eres Roma,
yo no quiero salir de ella.

Que qué estúpida manía de recordarte
y escribirte hasta en las servilletas,
esperando que las leas.
Aunque lo que más espero
-sin dudarlo-
es a ti en la puerta de casa sonriendo
y diciéndome que ya estás aquí,
conmigo.

Siempre mirando al cielo
que sí que miramos el mismo
pero es como no tenerte lejos.
Días con tu nombre
y otros que los haces tú.

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