Hoy he visto a la suerte
en unos ojos que,
al azar,
ya no se reconocen.
Hablo de los míos.
Supongo que espero que
alguien venga
y derrumbe los muros
y deje salir a vivirme,
de la mano
y sin límites.
Que salga la bestia
y quiera, sin más.
Regenerarme aunque me hieran
y lamerme las heridas
que ya forman parte de mí.
No sé, he renacido mejor de lo que era
y puedo con todo.
Sin mí, sin nadie
y conmigo.
No busco casa,
busco huida cuando todo se derrumbe
y mire y ahí esté alguien
que me diga que estará aún yo estando con los ojos cerrados.
Decir algo sin decirlo, como si fuera una antigua película muda
y nosotros fuéramos los subtítulos.
Aunque no habrá nada como
enredarme en tu pelo,
salivarnos las heridas
y querer a pelo, sin miedo.
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