Incendio, ojalá no te despidas.



Apareces con esa puta sonrisa que vicia como el beber agua en verano, pero tú vienes
y me dices que ya no eres la misma, que has cambiado, que vienes de tu funeral.

No te creo, te he visto llorar riendo y joder, quién te va a creer a ti, vida mía,
si te rompes en nada y cuánto quisiera abrazarte y arreglarte. Pero no puedo.
Ojalá cuando te des la vuelta (o antes) me mires a los ojos y me digas en silencio que te quedas,
que no puedes marcharte.

Te tengo miedo, chica, quién no tendría miedo de ti,
si deberías estar en un museo con tus ganas de hacer guerra
y esa apariencia de ángel que me vuelve totalmente loco.

Ojalá nos encontremos de nuevo y me grites tanto,
que el que se rompa sea yo,
contigo,
haciendo el jodido incendio en el suelo
mientras follamos a pelo
y no nos despedimos,
esperando ver qué hace el otro.
Quédate, que yo no estoy hecho para mí,
sino para nosotros.

Pero ya te vas, con tus andares de: he conquistado reinos con este cuerpo pero no puedo contra mí.
-No te marches- quise gritarte, pero tú, con las lágrimas corriéndose en ti vas y te despides esperando que yo acepte tu decisión de vivirte. Y claro que lo respeto, que te respeto, pero quién tiene que hacerte vivir soy yo a pesar de todo, joder.
-Colocarn0s.

Comentarios