Recorrer los mundos de tus ojos
y en un puto banco,
estudiarte a centímetro
mientras nos comemos los miedos.
Ojalá no se acabe el miedo
y enseñes que no duelo,
que todo es un sueño.
Que te he visto bajar del cielo
colgado de mi cuello,
queriendo ser eterno.
Y yo queriendo no podernos
y desearnos
suerte o abrazos,
de despedida.
He tentado a la suerte y acabé en vicio,
porque (te) exploro
y no acabo sin tu vestido en mi suelo
y tus labios por mi cuello,
robándome poco a poco el izquierdo.
-Colocarn0s.
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