Bestiastre.


Como si tú, en algún momento y sin darte cuenta te hayas convertido en algo más que ruinas, una sonrisa impactante y unos ojos que ya no son de este mundo. Tú, que ya eres casi una bestia del desastre, que ríe y no sabe si atrae o da miedo, que casi puede ser llamada fortaleza sin dejar pasar a intrusos -o sí-. Tú, que casi quemas con esa actitud de frío y ese miedo a que te hagan daño pero que te hace daño.
Ya no sé en qué momento te has vuelto en contra de todo lo que esperaba -a medias- y acabaste rompiendo castillos de esquemas y miedos, casi como si fueras a quedarte, a aprender a sobrevivirte mientras asimilas que quieres quedarte y volverte miedo por si un día te duele la coraza un poco más y vienes a por mí, a salvarnos.
Yo, que no sé reírme sin tomar precauciones por si después viene la apuñalada. Desastre hecho yo, sin saber que sé ser paz contigo sin siquiera darme cuenta de que también soy guerra; como si luego de reírme tú me hicieras llorar para poder volver a volver a salvarme sin poder yo ser nada para pararte. Tú, destructor de todo, empiezas salvando sin querer, porque me quisiste sin querer queriendo y por eso estás queriendo sin querer quedarte.
Tanto bestriastre ya no sé si trae demasiadas consecuencias o te trajo a ti -inesperadamente-, pero ojalá en algún ojalá tú hayas estado por aquí, revolucionándome, salivando heridas y sonriendo como siempre lo has hecho: con un poquito de miedo y esa esperanza que hace que te brillen los ojos y que hace que me pierda entre mundos donde la salida acabas siendo tú, casa. Y no se sobrevive.
Quizás luego, después de tanto tiempo, te rompas de mi mano, casi en mis brazos, como si ya no te doliera nadie más, ni tú. Pero vuelves a sonreír y a estar a punto de llorar mientras yo vuelvo a decirte que, tú, eres más que cualquiera y que llores hasta desangrarte, dejándome protegerte de todo -aunque seas un estúpido valiente-.

Comentarios