Calma antes de la tormenta.


Ya no sé en qué punto estoy, ni siquiera sé cuánto debería abandonar para volver a encontrarme, porque estoy perdido y perdiendo, aun sin nada que perder; quizás en algún momento y entre ganas de huir y no saber si regresar, sepa dónde querré quedarme y lo haga. Pero todo está tan vacío que a saber cómo cierro los ojos en situaciones así. Aunque qué sé yo, ojalá alguien sepa encontrar sin dejar ir, o que cuide y cierre cicatrices, o que sea casa y no se prenda fuego, o que cierre la puta boca y no suelte mentiras, o que sepa irse y que no quiera hacerlo. Pero lo más importante: alguien que me deje tocarle y romperle, porque acabo rompiendo todo lo que toco siendo desastre y casi caso perdido.
Y la calma está destruyéndolo todo como si diera comienzo a tormentas, que ya no acabarán.

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